La era digital, el periodismo y los “reporteretes” sociales.

Sin afán de sonar despectivo o inquisidor y mucho menos, descalificativo
a las actividades digitales de hoy en día y a la buena voluntad de muchos
ciudadanos, el ejercicio periodístico, en ésta era, lamentable y tristemente,
está muriendo.
Hace ya algunos ayeres, era todo un honor ser aceptado en las redacciones de cualquier medio, para comenzar a aprender el buen oficio informativo; escuelas como la Carlos Septien, en México, fueron pioneras en las licenciaturas de Periodismo o Fotografía profesionales y las "vacas sagradas" de La Primera Plana, eran respetadas en presencia o ausencia, a través de sus plumas y sus tintas en editoriales, columnas o artículos.
Hoy en día, los estudiantes de comunicación han invadido al periodismo (eterna discusión, de que un comunicólogo NO ES PERIODISTA) en tanto, muchos haraganes han encontrado en el noble ejercicio de las letras informativas, un cómodo y generoso modo de vida, a través del "chayote" y la extorsión.

Pero más grave es, que las publicidades tecnológicas de empresas de telefonía celular y cámaras digitales, han creado la falsa idea de que cualquiera, (y hago énfasis en la palabra CUALQUIERA) puede convertirse en informador, tan solo teniendo un teléfono móvil, una cámara y acceso a redes sociales... y NADA MÁS FALSO Y RIDÍCULO.

El verdadero ejercicio del periodismo implica, de entrada, el conocimiento sobre géneros periodísticos, y tristemente, el 98 por ciento de los "escritores e informantes" internautas, no saben la diferencia entre un reportaje, un artículo de fondo, un columna, un editorial o simplemente la construcción de una nota informativa; desde luego, no tienen idea de una adecuada jerarquización de la información, desconocen la selección de ésta, para satisfacción de la propia línea editorial y menos aún, la base fundamental de redacción, gramática, retórica o sintáctica requeridas para escribir.
El único género periodístico que admite una opinión personal (salvo de facto el editorial) es la columna; sin embargo, vemos las redes sociales plagadas de seudo información periodística con altos contenidos de opiniones personales, por demás sesgadas y subjetivas, que al final, lo único que logran es el objetivo totalmente contrario: DESINFORMAR.
Lastimosamente, ni propios, extraños, reporteretes improvisados, o informantes anónimos digitales, realizan ya el verdadero trabajo periodístico, el cual, a parte de un adecuado uso de nuestro lenguaje, implica necesariamente INVESTIGACIÓN, requiere fuentes informativas veraces y oportunas, pero sobre todo comprobables ante los hechos informados; hoy, la nota roja y el chisme de lavadero, están matando a nuestro periodismo.
Es muy triste ver cientos, miles de publicaciones sin el menor pudor en materia periodística, peor aún, todas ellas escritas sin el menor uso de lenguaje e incluso, plagadas de faltas de ortografía y redacción. Es triste ver cientos de fotografías seudo periodísticas, tomadas de forma sesgada y con la pretensión de hacer creer algo que quizá no es; eso no es informar y menos es periodismo.
Las "vacas sagradas" del periodismo real están muriendo, el verdadero periodista de a pie y quien hacía su trabajo a través de entrevistas, averiguaciones y fuentes, está agonizando, en tanto, seguimos siendo víctimas de un consumismo agresivo y aterrante, que se aferra a hacerle creer a la gente que comprar tecnología, es igual a saber usarla y peor aún, tenerla, brinda el "derecho" invasivo a actividades que en origen requieren profesionalismo y preparación.
