Las crónicas de la Peste Negra… AGRESORES SEXUALES E INDIFERENCIA…
(Cuarta Parte)

Crónica de indolencia...
Eran las 2 de la tarde de un caluroso día de mayo; de pronto, Marco el mejor amigo de mi novio, se acercó a nuestro grupo de amigas; estábamos tomando una limonada en la cafetería de la "prepa" cuando, a rajatabla nos dijo: "Vamos a hacer una mega peda, va a haber DJ y van a estar todos los de los segundos, me dijo Charlie (quien era mi novio) que les dijera pa´que no falten, nos vemos en el parque del módulo a las 4 y de ahí jalamos"; mis amigas hasta cierto punto emocionadas por una fiesta, no tardaron en confirmar su asistencia, sin embargo, yo le dije a Marco, "Pero si Charlie sabe que ni bailo, y ni tomo" ¿A qué quiere que vaya?
En los baños de hombres de la prepa, se encontraban Marco, Carlos, Mario y Martín, ellos habían sido amigos desde la secundaría, se conocían muy bien; el plan era simple: Llevar a las "chavas" para empedarlas y ver cual "aflojaba"; Charlie no estaba muy seguro sabía que Jannete, su novia, no asistiría a la fiesta, su padre era muy estricto, su madre quizá le daría permiso, pero su padre definitivamente no lo haría, además, ella no tomaba nada que contuviera alcohol, menos drogas, tampoco le gustaba mucho bailar. ¡Anda guey, animaban los amigos a Carlos, nosotros las convencemos, solo dile a Jannete que jale, porque si no, las demás no van.
Jannete sabía perfectamente lo que su padre diría al respecto, era de esos padres chapados a la antigua, de los que no permitían fiestas o novios y de los que decían que a la escuela se iba a estudiar, no a perder el tiempo en frivolidades. Sin embargo, a Karla, la más cercana de sus amigas, le gustaba mucho Marco, el mejor amigo de Charlie, así que la presión fue mucha: "Anda, diles a tus jefes que vamos a estudiar a la casa de Karla" sentenció Marco; "Sí, les decimos que vamos a estar todo el tiempo ahí y que ni vamos a salir, pero que tenemos un trabajo en equipo" le dijo Karla. "Pues la verdad no sé", les dijo Jannete; "total, no mas un ratito, como a las 8 ya estas en tu casa, antes de que llegue tu jefe", le replicó de inmediato Marco a la joven Jannete. "Mira, para que estés tranquila, le decimos a mi jefa a donde vamos, cualquier cosa, mi mamá va a saber" interrumpió de inmediato Karla, para tratar de darle mayor confianza a su amiga y convencerla de una vez por todas.
Eran cerca de las tres de la tarde, cuando Karla le había comentado a su mamá el plan de la fiesta, tan sólo de 4 a 8, que pasarían el tiempo con Jannete y las otras dos amigas: Julia y Carolina, además de que estarían los "chavos" entre ellos Carlos y Marco; la "liberal" mamá aceptó, tan solo con la condición de que no tomara mucho, total -se dijo a sí misma, tratando de reconfortarse- pues eso es lo que hacen hoy en día los jóvenes para divertirse; mientras tanto, Jannete, le mentía a su madre: "Es que el trabajo es para examen mamá¡¡, además, voy a regresar antes de que llegue papá del trabajo, a más tardar 8 y media ya regresé". La madre de Jannete aceptó de mala gana, no era participe de que su hija saliera y menos con grupos de jóvenes descontrolados, quizá intuía que algo no andaba bien.
Eran las 4 de la tarde, las cuatro jovencitas esperaban ansiosas la llegada de los 4 muchachos, Julia, quien comenzaba a fumar, encendía un cigarrillo tras otro, producto de los nervios de salir con los "chavos" que les gustaban. Distraídas en terminar de arreglarse, no se percataron de la llegada de un auto deportivo blanco, se abrieron las puertas y descendió Marco, con aires de presunción y una prepotente actitud como si fuese dueño total de la situación, se dirigió a las chicas para decirles: "Ya vámonos, ya se nos hizo tarde, la peda ya empezó hace rato". Las cuatro muchachas subieron al vehículo y los 8 jóvenes partieron con rumbo al lugar de la fiesta.

Una casa desolada, deshabitada, a medio construir, la cual era "rentada" por "El Chino" a los alumnos, para que organizaran sus fiestas, el chino, como era conocido por los estudiantes, era un indolente sujeto, quién no tenía empacho en sacar unos cuantos pesos, a costa de las borracheras de los estudiantes, en su mayoría menores de edad, a quienes cobraba una tarifa por el uso de la casa y otra un poco más elevada, por conseguirles desde "cartones de chelas" hasta "Yerba". Los 8 jóvenes, estacionaron el vehículo, descendieron e ingresaron a la casa en obra negra, desde dos cuadras antes de arribar, se escuchaba el estruendo de la música, los jóvenes se arremolinaban en la parte de afuera del yermo lugar, el chino, les daba la bienvenida.
Jannete y sus acompañantes se acomodaron donde pudieron y comenzaron a platicar, Marco se fue por unos minutos, con el pretexto de ir por unas cervezas, pero lo que nadie notó, fue que se acercó discretamente al chino, le pidió una "Rino", una "tacha de club" o "Una GH", a lo que el chino le dijo: "Pues si tengo valedor, pero están medio caritas, te la dejo en dos manitas", "No traigo mil varos mi chino", espetó Marco, "Cómo le hacemos?, Échame la mano güey, ya traigo a la vieja, pero pos pa que no se me ponga pendeja" dijo Marco. "Pos la neta es que me gustan esas dos morritas que vienen con tu morra" dijo el chino, mientras señalaba a Jannete y a Julia, "Pos tu dime, si me echas mano con una y me la presentas, te dejo las tachas en 200 varos cada una". "Ya está mi chino, se hace" contestó marco, en lo que entregaba un billete de 200 pesos al chino.
Marco se acercó de nuevo al grupo de amigos, acompañado por el Chino, entregó una cerveza a cada uno de sus amigos, excepto a Jannete, a quién ofreció un vaso de refresco. "Les presento al chino, el es el mero chido de la fiesta, éste es su cantón" dijo Marco en lo que cumplía con su parte del trato, al presentarles a Julia y a Jannete.

Cerca de las 9 de la noche, un fuerte operativo policíaco ingresó a la casa en obra negra del chino, más de 200 jóvenes se congregaban en el lugar, la mayoría, para esa hora, se encontraban tan alcoholizados o drogados, que ni siquiera se percataron de la presencia policiaca; cientos de botellas de cerveza se encontraban regadas por el suelo de toda la propiedad y el olor a Marihuana impregnaba el ambiente; un pequeño grupo de policías se apostó cerca de la entrada, cuando se percataron de un adulto, quien trataba de escabullirse entre la muchedumbre, fue detenido y posteriormente identificado como Pedro Martínez, alias el "Chino", delincuente reincidente de la zona, a quién se le retuvo por vender y facilitar alcohol a menores; cínicamente el "Chino" le dijo a los policías: "Mira mi jefe, tu sabes que no está penado vender alcohol a menores y la neta es una fiesta familiar y se las voy a voltear por haber ingresado a una propiedad privada sin una orden, mejor agárrame cinco mil pesitos que traigo en la bolsa y ahí la dejamos". Los policías no aceptaron y lo subieron a una patrulla, esposado y en espera de aclarar todo.
En un sofá, dentro de la casa en obra negra, yacía, inconsciente, sin ropa interior, llena de su propio vómito, con el cabello enmarañado y sin sostén, la joven Karla; poco más de una hora antes, Marco la había drogado en una de las cervezas que le había ofrecido; El Chino, al no tener suerte ni con Julia ni con Jannete, decidió irle a cobrar a Marco, sorprendiéndolo en pleno acto con la drogada Karla, el chino le exigió un ratito con la menor. Marco, entre su borrachera y el temor que le tenía al delincuente, sólo se retiró del lugar, dejando a merced de los brutales deseos del chino a la ingenua y drogada Karla. La droga que le habían suministrado la tenía en un estado de indefensión, pero ella podía ver, escuchar y sentir todo lo que pasaba en su entorno y con su cuerpo. El Chino la violó en tres ocasiones, le realizó todo tipo de sucias prácticas, incluso le pareció gracioso introducirle vaginalmente una botella, en tanto el la penetraba analmente, todo sin el consentimiento de la pobra jovencita.

Karla fue rescatada por los paramédicos que acompañaban al operativo policiaco, fue trasladada inconsciente, en estado de coma, a la Cruz Roja, donde un Ministerio Público, certificó sus lesiones y la violación a la que fue sujeta. Cuando la madre de Karla fue avisada que su hija se encontraba en "una situación" que involucraba a policías y al hospital, lejos de mostrar preocupación, reaccionó violentamente señalando que la menor contaba con el permiso de sus padres, que ella podía tomar alcohol y que nadie tenía derecho de reprenderla o detenerla. Cuando la madre de Karla conoció la grave situación que estaba transitando su hija, se indignó, pero en contra de las autoridades, se molestó porque nadie había hecho nada por ayudar a su hija.
Tres meses duró Karla en coma postrada en la cama de un hospital, cuando reaccionó, se confrontó a una muy dura realidad; Marco, jamás fue procesado, porque era menor de edad y dos días después de los hechos, sus padres lo sacaron del país, en tanto el chino, enfrentaría un proceso menor. La vida de Karla, cambiaría para siempre, la vida de sus amigas, jamás volvería a ser la misma....
A la fecha, cientos de agresores sexuales, facilitan lugares, sustancias o bebidas a jóvenes, con la única intención de ponerlos en un estado de vulnerabilidad e indefensión; las drogas denominadas "drogas de club" son cada vez más frecuentes y tristemente son usadas por los mismos adolescentes. El riesgo, no sólo está en el actuar de nuestros hijos, si no también y en gran medida, en los lugares, compañías y productos que les rodean en situaciones que los pueden poner en el centro de un verdadero peligro.